5 RAZONES PARA VISITAR SALAMANCA

 

¿Te imaginas cuántas razones hay para visitar Salamanca? Seguramente muchas más de cinco, pero personalmente creo que éstas pueden ser las realmente importantes.

Ciudades monumentales, universidades, lugares que te transportan a otro tiempo, rincones literarios y cunas del idioma, puede haber muchos. Pero que todos convivan en el mismo espacio y en perfecta armonía, no es para nada habitual.

Métete en tu piel de estudiante y sumérgete en el especial ambiente salmantino, hecho de sosiego y dinamismo a la vez.

¿Nos vamos?

 

CIUDAD MONUMENTAL

La cantidad y calidad de los monumentos que atesora Salamanca es tal que no cabe en ninguna guía al uso. La ciudad está literalmente abarrotada de edificios singulares, uno más bello que el otro.

Y aunque turistas y estudiantes consigan llenar las calles de gente, el entorno transmite una calma que invita al paseo, única forma de empaparte de su espíritu.

El punto central de la ciudad es su magnífica Plaza Mayor, considerada de las más bellas del mundo. El verdadero «salón de estar» de los salmantinos y lugar de encuentro de todos, nativos y forasteros, unidos en el mejor barroco del siglo dieciocho.

  visitar Salamanca  

Sus 88 arcos y numerosos medallones labrados han sido testigos desde 1755 de todos los acontecimientos importantes de Salamanca. Desde corridas de toros hasta ajusticiamientos y procesiones, nada ha sido ajeno a este espacio único, sobre todo visto desde las viviendas que la rodean. Por eso sus propietarios no dudaban en alquilar los balcones a precios elevados cuando la ocasión lo requería.

También es el lugar ideal para comenzar la ruta del centro histórico, una vez que puedas desprenderte de su embrujo y visitar Salamanca. Aquí te dejo un enlace para que puedas organizarte.

Salamanca no tiene una catedral sino dos: la Vieja, de estilo románico, y la Nueva, gótica, renacentista y barroca. Constituyen uno de los conjuntos histórico-artístico por excelencia de la ciudad, ya que se levantan juntas. La silueta de ambas preside el cielo salmantino y definen el perfil más característico que se puede ver desde lejos.

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Imprescindible participar en la llamada Exposición Ieronimus, que es la subida a las imponentes torres de 110 m de altura, recorriendo su interior hasta las terrazas y atalaya. Las vistas desde allí hacia la vega del río Tormes son impresionantes.

Muy cerca, asomado a la plaza del mismo nombre, el Palacio de Anaya destaca como el único de estilo neoclásico. En la actualidad alberga la Facultad de Filología.

Pero si hay un palacio popular en Salamanca, ese es la Casa de las Conchas, magnífica muestra de la arquitectura gótica civil española. Construido entre los siglos quince y dieciséis, las conchas son el principal motivo ornamental de su fachada y lo destacan entre todos los demás.

Justo enfrente, la Universidad Pontificia (no confundir con la otra Universidad), y la Iglesia de la Clerecía invitan a conocerlas. En esta última hay otro balcón maravilloso para descubrir la ciudad desde lo alto, subiendo por la Scala Coeli y admirando el panorama junto a las campanas. Que hasta tiene sus propias cigüeñas.

La Pontificia, por su parte, fue el Colegio Real de los Jesuitas y allí se formaron los misioneros que extendieron la fe católica por el mundo.

Esta zona está tomada por los estudiantes que van y vienen a las distintas facultades y escuelas. Por supuesto, también abundan los bares y las librerías, algo que nunca te va a faltar si decides visitar Salamanca.

Tampoco te dejará indiferente la Cueva de Salamanca, que en tiempos era la cripta de la Iglesia de San Cebrián. La iglesia ya no existe, pero la cripta y su leyenda han llegado a nuestros días. ¡Adoradores de Harry Potter, atentos a esto!

Se dice que el diablo en persona daba clases de artes oscuras, adivinación y magia a siete alumnos durante siete años. Pasado ese tiempo, uno de ellos tenía que permanecer con él en pago a las enseñanzas recibidas. Por las dudas, no te quedes después de la visita, igual hay alguna deuda pendiente con Satanás.

Un poco más lejos, sobre la antigua muralla, se puede encontrar uno de los lugares más bellos de Salamanca: la Casa Lis. En este palacete modernista, espléndidamente conservado, tiene su sede el Museo de Art Nouveau y Art Decó. El edificio impacta con sus vidrieras policromadas, como la que cubre el patio central, las colecciones de arte decorativo y hasta una deliciosa cafetería. Un salto temporal que vale la pena disfrutar.

  Casa Lis visitar Salamanca  

No quiero olvidarme de otro emblema de la ciudad, el Puente Romano, uno de los mejor preservados de la Vía de la Plata. Construido en el siglo uno y reconstruido en el diecisiete, está intrínsecamente unido a la historia de Salamanca, ya que fue su entrada principal durante mucho tiempo. La estampa del puente sobre el río Tormes, con la silueta de la ciudad al fondo, es una de las más conocidas y emblemáticas.

El Convento de San Esteban es otro de los lugares mágicos de Salamanca, donde Colón buscó el apoyo de los Reyes Católicos para su aventura. Con la intermediación de los dominicos, titulares del convento y pieza fundamental en la negociación.

Unido a San Esteban por el llamado puente del Soto, el Convento de las Dueñas sigue reclamando la atención de los visitantes. Sobre todo por el bellísimo claustro gótico de dos plantas, tan armónico como sugerente.

 

VISITAR LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

Si el corazón de Salamanca es su Plaza Mayor, el alma reside en la Universidad, la más antigua de España y que convoca a unos 30.000 estudiantes al año.

Fundada en 1.218 por el rey Alfonso IX, destacó a los pocos años como una de las más importantes del mundo, junto a Oxford, París y Bolonia. A lo largo de sus ochocientos años de vida, numerosos personajes distinguidos han pasado por estas aulas, ya sea como alumnos o profesores.

  visitar universidad de Salamanca  

Nombres como el de Fray Luis de León, Calderón de la Barca, Luis de Góngora, Miguel de Unamuno, Antonio de Nebrija o Francisco de Vitoria, que aún resuenan en su claustro. Entre las mujeres, cabe destacar a María de Maeztu, Carmen Martín Gaite o Beatriz Galindo, maestra de latín y gramática de la Reina Isabel la Católica.

Encontrarse de frente con la fachada de la Universidad, obra maestra del plateresco español, es una experiencia apabullante.  Se construyó en 1529 y su característica más importante es la profusa y minuciosa decoración que la convierte en un retablo de piedra.

Seguramente te llamará la atención un detalle: hordas de turistas intentando descubrir una figura entre tantas. Se trata de la famosa rana, ubicada sobre una calavera y que puede significar muchas cosas, dependiendo de quién te ofrezca información. Desde la firma del cantero hasta advertencias sobre la fugacidad de la  vida, hay mil interpretaciones diferentes. Pero como decía Unamuno cuando era rector de la Universidad «No es lo malo que vean la rana, sino que no vean más que la rana».

Estamos en el Patio de las Escuelas, uno de los lugares más concurridos y populares de Salamanca. En el centro, la estatua de Fray Luis de León sigue vigilando que fluya la cultura como cuando él era profesor. A su alrededor también verás las Escuelas Menores, el Hospital de Estudio, donde actualmente funciona el rectorado y la Casa de los Abarca. Allí tiene su sede el Museo de Salamaca.

En las Escuelas Menores te espera un maravilloso patio gótico y el fantástico Cielo de Salamanca, una preciosa pintura mural de finales del siglo quince.

Al visitar Salamanca, la principal «obligación» es recorrer su Universidad, ya que el edificio histórico de las Escuelas Mayores resulta imprescindible para entender la ciudad. Desde el zaguán gótico a las aulas, pasando por los patios, la Capilla y como broche final la extraordinaria biblioteca barroca. Es una de las joyas de la institución y quizás la más bonita de España.

En las paredes de los patios verás los típicos «vítores», símbolos pintados en rojo que solo los doctorados podían estampar. También podrás entrar en las míticas aulas donde impartieron clase Fray Luis de León y Unamuno. Todo un baño de historia, arte y cultura.

Actualmente la Universidad cuenta con 26 facultades y escuelas, algunas de ellas ubicadas en otras ciudades. Se ofrecen 68 grados y 25 dobles grados de todas las ramas del conocimiento y recibe alumnos de más de 50 países diferentes.

Además de la excelencia reconocida de sus titulaciones, hay algo que la hace especial y es otra de las razones para visitar Salamanca: el idioma español.

 

LA CIUDAD DEL ESPAÑOL

Cada año, miles de estudiantes de todo el mundo eligen Salamanca para estudiar español. Y no pueden elegir mejor, toda la ciudad está volcada en ser el destino ideal para aprender no solo un idioma, sino también un estilo de vida.

El nivel académico de la Universidad, sobradamente acreditado, se complementa con una oferta cultural muy amplia y variada. La ciudad ofrece mucho a sus estudiantes y éstos se lo devuelven con una enorme corriente de energía creativa y vital. El vibrante ambiente de sus calles, siempre llenas de jóvenes, es otro de los grandes imanes que atraen a los visitantes.

No es casual que Antonio de Nebrija estudiara en Salamanca. Fue el autor, en 1.492, de la Gramática Castellana, la primera que analizaba una lengua vulgar. El trabajo de este humanista y gramático español tuvo enormes repercusiones en el resto de lenguas latinas europeas. Por eso algunas lenguas como el francés, italiano y portugués, tuvieron gramáticas escritas antes que el inglés o el alemán.

Esta relación con el idioma español viene, por lo tanto, desde mucho tiempo atrás. Aunque fue en el año 1929 cuando la Universidad introdujo los estudios de Lengua y Cultura española para extranjeros. Desde entonces, su influjo no ha dejado de crecer.

De hecho, es la Universidad de Salamanca la que elabora y califica los exámenes del Instituto Cervantes para obtener el diploma de español en el mundo entero.

Tampoco es casualidad la relación que siempre ha tenido la ciudad con la literatura española, otro de los alicientes para visitar Salamanca.

 

SALAMANCA LITERARIA

No habrá muchas ciudades que hayan tenido tantos hijos pródigos relacionados con la literatura. Algunos son de papel, otros de carne y hueso, pero todos tienen en común el hilo que los une a esta ciudad.

Ya andaba por aquí en el siglo quince el Lazarillo de Tormes, nacido en el pueblo de Tejares, que hoy es un barrio más de Salamanca. Uno de los capítulos más célebres tiene lugar en el Puente Romano, junto al Ciego, otro de los protagonistas. La estampa en bronce de los dos personajes surge hoy frente a la iglesia de Santiago, recordando al pícaro inmortal.

Un jardín de 2.500 metros cuadrados te sorprenderá en pleno casco histórico, pero aún más cuando veas la inscripción en la entrada. Huerto de Calixto y Melibea se lee en el arco que da acceso al mismo y que te mete de lleno en el romanticismo. Fernando de Rojas estudió en la Universidad de Salamanca y escribió La Celestina en 1.502, cuando lo que hoy es jardín era un huerto. Aunque nunca nombra a la ciudad, hay muchas referencias veladas en la novela que indican dónde transcurre.

  huerto de calixto y melibea  

Una estatua de la Celestina, personaje secundario que terminó dando título a la obra, aparece desafiante a la entrada del jardín. Su nombre, además, pasó a ser sinónimo de alcahueta. Cosas que tiene la literatura y que merece la pena conocer.

El humanista y poeta Fray Luis de León no nació en Salamanca, pero su vinculación con la Universidad lo ha convertido en salmantino universal. El aula donde impartía clases sigue intacta y allí pronunció su famosa frase «Como decíamos ayer..»

Aquí está lo interesante, porque fue su primer comentario cuando volvió a dar clase tras cinco años en la cárcel. Vamos, como si el tiempo no hubiera pasado. Lo habían denunciado sus propios compañeros por traducir El cantar de los cantares, obra considerada impía.  De esa manera, pasó la frase a la historia y de sus enemigos nadie se acuerda.

Gonzalo Torrente Ballester tampoco nació en Salamanca, pero en su descargo podemos decir que allí murió. En los 24 años que vivió y enseñó en la ciudad, su pluma se movía sobre todo el centenario Café Novelty, bajo los soportales de la Plaza Mayor.

Una efigie a tamaño natural sigue ocupando el puesto donde se sentaba a escribir algunas de las novelas y artículos más importantes de la literatura española. Si pasas por el café, no dejes de probar sus helados, toda una tradición salmantina.

El que fuera tres veces rector de la Universidad, Miguel de Unamuno, nació en Bilbao pero como Torrente Ballester, murió en Salamanca. Su museo está en la Casa Rectoral donde vivió varios años. Un edificio singular del siglo dieciocho donde se conservan sus manuscritos, sus gafas y su ropa. Muy cerca de allí, no dejes de visitar el café-bar que lleva el nombre de una de sus obras cumbre, Niebla.

En la céntrica Plaza de los Bandos, una escultura recuerda a otra narradora nativa ilustre, Carmen Martín Gaite. La primera mujer en recibir el Premio Nacional de Literatura tuvo siempre el respaldo de la crítica y el público. Una de sus obras más importantes, Entre Visillos, plasma su adolescencia en una ciudad de provincias, que aunque no nombra, es indudablemente Salamanca.

Visitar Salamanca no es solo conocer una ciudad, también es zambullirse en la literatura española a través de sus personajes y creadores.

 

 EL AMBIENTE

Si hay algo que distingue a las ciudades universitarias es el ambiente que genera la presencia de miles de estudiantes. Sobre todo, cuando la gran mayoría de ellos vienen de otros países, totalmente dispuestos a socializar y a compartir experiencias.

Tengo la suerte de haber estado en varias de estas ciudades, pero en ninguna se respira la corriente de energía y vitalidad como en Salamanca. Seguramente algo tendrá que ver nuestro estilo de vida, más abierto y cálido que en otras latitudes, pero también la ciudad misma.

Salamanca está abierta las 24 horas, durante el día y la noche. En este impresionante escenario monumental existe una rica vida cultural que trasciende lo académico. Cafés, teatros, exposiciones, conciertos, multitud de opciones para todos los públicos se ofrecen permanentemente.

  visitar Salamanca de noche  

En verano, las expresiones artísticas salen a la calle. Plazas, patios y jardines se llenan de gente disfrutando de los espectáculos al aire libre. Hay varias citas importantes a lo largo del año, como la Feria del Libro, en la Plaza Mayor. También el festival FACYL y las Fiestas y Ferias de la ciudad en septiembre, todas muy interesantes.

La fiesta acompaña a esta ciudad culta y erudita sin crear contradicciones. Ni siquiera hay días definidos para eso, es una alternativa todas las noches. La movida estudiantil mantiene viva la vida nocturna de una Salamanca llena de locales de ocio, algunos más sofisticados que otros. Muchos de ellos tienen actuaciones en directo y hasta altas horas de la madrugada se puede disfrutar de la marcha.

¿Quieres saber la mejor parte? Es una de las ciudades más seguras de España, con un bajísimo índice de criminalidad. Así que puedes pasearte con toda tranquilidad disfrutando de la belleza de la piedra iluminada sin tener que mirar por encima del hombro.

Incluso existe una iniciativa para potenciar las visitas nocturnas guiadas, una alternativa para tener en cuenta. Aquí te dejo el enlace.

Como he dicho antes, si bien éstas son mis cinco razones para visitar Salamanca, seguramente tú encontrarás muchas más.

Y aquí está lo interesante, siempre lo mejor está por descubrir.

¡Hasta el próximo post!