Qué ver en Mallorca: Los top 5 de la Tramuntana

Tal vez te preguntes qué ver en Mallorca. ¿Te gustaría poder visitar los Top 5 de la Sierra de Tramuntana? Abre tu mente y déjate llevar.

Con nuestra guía de viaje queremos mostrarte todos los rincones del mundo, pero afirmar que un sitio es más bonito que otro resulta un deporte de riesgo.  Y algo muy personal, desde luego. Pero si me preguntan qué ver en Mallorca no tengo dudas, la Sierra de Tramuntana se gana un lugar de honor en el podio.

Por algo la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad este paisaje único, vertebrado por una de las carreteras más espectaculares de España.

Atravesándola podremos contemplar algunos de los pueblos con más personalidad de la isla, sin olvidar el fantástico contraste entre mar y montaña que nos ofrece.

Estellencs, Bañalbufar, Valldemossa, Deià y Sóller, nuestros Top 5 nos esperan.

¡Que se preparen los fotógrafos, van a flipar!  http://www.infomallorca.net/?lg=es

Contenido

ESTELLENCS: UNA JOYITA ESCONDIDA 

Ser uno de los pueblos más pequeños de Mallorca no significa no ser también uno de los más bonitos. Lo encontramos entre Andraxt y Bañalbufar, recostado en las laderas del Puig de Galatzó y mirando al mar, a solo 30 km de Palma.

Pero esto no quiere decir que el turismo masificado haya llegado a sus calles empedradas sino todo lo contrario. Sigue manteniendo ese ambiente rural y de pueblo tan cotizado por los viajeros, a los que no hay que confundir con los turistas.

Además de los encantos rústicos,  Estellencs es un punto de partida perfecto para rutas de senderismo y ciclismo. Incluyendo una de las mejores caminatas que lleva hasta el Puig de Galatzó, a 1026 metros de altitud. Las vistas desde allí abarcan prácticamente toda Mallorca.

Si en lugar de subir preferimos bajar, otro de los atractivos del pueblo es su preciosa cala. Mar, gravilla, piedras y rocas, todo prácticamente virgen y a pequeña escala. Al estar situada bajo un acantilado se puede ver el agua de lluvia cayendo por la ladera rocosa como una mini cascada.

La bajada es fácil, 1,4 km de carretera asfaltada, pero el aparcamiento no da para muchos coches. Así que lo mejor es dejarlo en el pueblo y usar el de San Fernando, que no necesita parking.

Una vez repuestos de la subida retomamos nuestra carretera de película rumbo al norte, hay mucho más que ver en Mallorca a lo largo de ella.

LA TORRE DES VERGER 

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También conocida como el “Mirador de ses Ánimes” (de las Almas), es uno de los miradores más bonitos de toda España. Imprescindible en la agenda de cualquier viajero que se precie, la sensación que nos produce ver la torre casi colgada del acantilado, es de vértigo.

Aunque fue restaurada hace unos años, su origen se remonta a 1579. Forma parte del sistema de torres de defensa que rodea toda la isla, ya que turcos y otros piratas conocidos tenían la mira puesta en Mallorca.

Se dice que ofrece la vista más hermosa de todas, desde la  Dragonera hasta Sóller. Y podemos fiarnos de quienes lo dicen, es simplemente espectacular.

BAÑALBUFAR: UVAS, AGUAS Y VISTAS

El nombre significa “enclavado en el mar” y ésa es justamente la impresión que nos causa al verlo. Un pueblo entre bancales, también podríamos llamarlo, lleno de viñedos que aprovechan el terreno montañoso como zona de cultivo.

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Fueron los árabes los que construyeron un sistema de riego a través de acueductos de lo más sofisticado y que aún funciona.

El pueblo es una síntesis de la belleza de la isla: montaña, calas magníficas y valioso patrimonio histórico y cultural. También el lugar ideal para recorrer los senderos de la Sierra con unas vistas al mar de ensueño.

Una de las rutas favoritas es la que lleva al Port des Canonge, un pequeño enclave de tradición pescadora y gran atractivo. En la carretera, que puede hacerse caminando en hora y media, aparecen algunas playas deliciosas como Cala Gata.

Mar y montaña, menú exquisito sobre todo si se degusta en la Tramontana.

¿No dije antes que había mucho que ver en Mallorca?

VALLDEMOSSA: DE CHOPIN A LA COCA DE PATATA

Siguiendo nuestra ruta veremos que la carretera se interna algo más en la montaña en un paisaje de olivos centenarios. Nos estamos acercando al que muchos consideran el pueblo más bonito y emblemático de Mallorca, Valldemossa.

Hay muchas razones para que ostente este rango, entre ellas la indudable belleza del lugar. El valle donde se asienta rodea el pueblo de casas de piedra, que parece dormido entre olivares y en el que destaca un edificio singular. Podemos verlo desde lejos y es el que imprime a Valldemossa su carácter diferenciado de los otros pueblos que jalonan la Sierra.

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Su nombre completo es la Real Cartuja de Jesús de Nazaret, pero en todas partes se la conoce simplemente como La Cartuja. Centro neurálgico del pueblo, aquí sí que no faltan turistas, tanto en verano como en invierno.

Lo primero que llama la atención es su tejado cubierto de azulejos verde turquesa donde el sol se va reflejando a lo largo del día. Pero la visita al interior resulta también muy interesante y evocadora.

Entre otras muchas cosas, podemos asomarnos a la celda número cuatro, que alberga el Museo Federico Chopin. El compositor y su amante George Sand pasaron allí el invierno de 1838. Y comprobaron en primera persona la peculiar hospitalidad de los mallorquines de entonces, a los que Sand pone a caldo en su libro “Un invierno en Mallorca”.

Eso sí, del paisaje habla maravillas.

Valldemossa no es solo La Cartuja. Pasear por sus calles adoquinadas y saborear el bollo típico, la coca de patata, es un ejercicio altamente recomendable.

El glamour de Hollywood también llegó a esta parte de la isla cuando Michel Douglas compró la impresionante finca de S’ Estaca. Una choza tasada en 50 millones de euros a la que no le falta nada, incluido un espantapájaros con la cara de Trump.

Y algo más, que afortunadamente pasa inadvertido para la mayoría de turistas. A 6 km del pueblo, después de contener la respiración en una carretera estrecha y llena de curvas, nos topamos con el Puerto. Una tranquila comunidad de pescadores que conserva algo difícil de encontrar: equilibrio absoluto y belleza total. No hay que perdérselo.

DE VALLDEMOSSA A DEIÀ: SA FORADADA O EL NO VA MÁS EN PAISAJE

Puedes empezar a borrar archivos de fotos antiguas del móvil, necesitarás mucho espacio para lo que viene.

Ya en el término municipal de Deià nos encontramos a mano izquierda la histórica posesión de Son Marroig, Esta finca, junto a la vecina Miramar pertenecieron al Archiduque Luis Salvador de Austria, uno de los inventores del turismo moderno.

Aquí recibía a sus amigos y amantes de toda Europa y entre copas, viñedos y charlas intelectuales siempre había tiempo para recorrer la zona. Y hablar de ella cuando volvían a sus países.

Son Marroig, que puede visitarse, fue en principio una finca agrícola pero el Archiduque la reformó para darle un aire más palaciego. Su mayor contribución es el famoso mirador del templete, de mármol de carrara, donde si tienes ocasión, hasta te puedes casar!!

Ocasión y dinero, claro.

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Las vistas desde allí quitan el aliento. Sobre todo al atardecer cuando el sol se esconde en el Mediterráneo y hasta las cabras que pacen por la ladera parecen románticas. De lo mejorcito que ver en Mallorca.

Pero la perla de Son Marroig es, sin duda, el monumento natural de Sa Foradada. Una pequeña península rodeada de aguas cristalinas que en su vértice exterior tiene un impresionante agujero de 18 m de diámetro.

Se puede observar desde el Mirador des Galliner, junto a la finca o acercarse a esta maravilla por un camino sencillo pero inolvidable. Recomendado al 100%.

DEIÀ: TODO LO QUE PUEDAS LEER POR AHÍ SE QUEDA CORTO

A riesgo de repetirme más que el ajo, vamos de camino a uno de esos lugares especiales que no se encuentran a menudo. No solo en Mallorca, me atrevería a decir.

Deià es todo lo que has oído o leído pero infinitamente mejor. El pueblo con más encanto de la isla, dicen. Y no mienten.

Un lugar mágico, diferente y con alma, no en vano artistas de todas las épocas se ha enganchado a su atmósfera peculiar y única. El cóctel perfecto en el que se mezcla naturaleza, sofisticación, rusticidad y armonía.

¿Sabes cuál es el resultado final? Un pueblo del que no te quieres ir cuando lo visitas, donde hasta el cementerio es espectacular. Se dice que el escritor Robert Graves tiene después de muerto mejores vistas que en vida. ¡Y es verdad! En lo alto de una colina y con el Mediterráneo a los pies, no se puede pedir más.

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Por haber, hay hasta un torrente (Torrent des Racó),  que tiene su mejor momento en otoño e invierno. Y que nos acompañará durante parte del recorrido.

Recomiendo encarecidamente dejarse llevar, todo lo que encontraremos en Deià es digno de ver. Desde las piedras de casas y calles hasta los olivos y las palmeras, algunas altísimas, que aparecen en cada rincón.

Una caminata relajada de 30 minutos te acercará hasta Cala Deià, pequeña playa escarpada de rocas, rodeada de pinares y aguas cristalinas. Esto es increíble: ¡No hay otra igual que ver en Mallorca!

Es habitual encontrarse allí con artistas armados de caballetes buscando inspiración. También con dos restaurantes (en temporada), famosos por su pescado y sus vistas.

Las vistas son gratis, para el resto mejor preparar la cartera.

SÓLLER: EL HERMANO MAYOR (Y EL MÁS RICO)

Unos kilómetros más al norte la carretera desciende de pronto hacia un ancho valle. Estamos llegando a Sóller, seguramente el centro comercial y cultural de la Sierra de Tramontana.

Su nombre ya resulta evocador, viene del árabe “suliar”, que significa cuenco dorado. Una denominación perfecta para un pueblo rodeado por un fértil valle de naranjos.

De allí también viene la prosperidad de la zona, basada en el cultivo de cítricos y en su exportación a Francia a través del Puerto.

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Sóller es mucho más grande que sus hermanos menores, pero no ha perdido nada del encanto que rodea a los pueblos de la Sierra. A lo que hay que agregarle la influencia francesa en su arquitectura y una buena muestra de edificios modernistas.

Iglesias como la neogótica de San Bartomeu, museos, huertos de naranjas y limoneros y el antiguo lavadero público conviven en perfecta armonía.

Otro punto interesante es la estación del tren, también modernista y que permanece intacta desde su construcción. Hasta allí se puede llegar en un antiguo tren de madera que atraviesa las montañas. Romanticismo puro, no apto para diabéticos.

Muy cerca de la estación podemos subir al tranvía que conecta con el Puerto a través de L’Horta, un camino delicioso entre palmeras y naranjos.

Aquí se desarrolla la otra industria importante de Sóller, el turismo. Hay muchos hoteles, algunos de 5 estrellas, playas de arena fina, yates, etc., etc.

Es un lugar excelente para pasear, disfrutando, cómo no, de las vistas. Y si el bolsillo acompaña, de los restaurantes.

Nuestra ruta por los Top 5 de la Tramuntana llega hasta aquí. Pero la tuya puede seguir hasta donde quieras, no hay límite para las ganas de viajar y conocer.

Y aún queda mucho que ver en Mallorca: