PASEANDO POR SALZBURGO

PASEANDO POR SALZBURGO DE NOCHE

¿Paseando por Salzburgo, pero sin saber por dónde empezar? No me extraña nada, cuando llegas por primera vez a este rincón de Austria, resulta difícil elegir qué ver primero.

Porque si bien Salzburgo es sinónimo de música, festivales y Mozart, también lo es de patrimonio y naturaleza espectaculares. Una ciudad que muchos deciden visitar durante su estancia en Munich o Viena, perfecta para una escapada de día completo. Aunque, como suelo comentar, no desperdicies la oportunidad de pasar más tiempo en ella, si lo tienes.

La manera más cómoda y económica de poder entrar a los lugares que te interesen, es la SalzburgCard,  absolutamente recomendable. No siempre aconsejo este tipo de tarjetas, pero en este caso sí vale la pena. Incluye entradas, transporte público, el funicular para subir a la fortaleza y hasta una excursión en barco.

Paseando por Salzburgo te darás cuenta de la importancia que siempre tuvo la religión católica en Austria. No en vano, la mayoría de los excelsos edificios que la adornan, sobre todo barrocos, han sido construidos por generaciones de príncipes-arzobispos. Una dualidad que aunaba gran poder político y religioso, habitual en el Sacro Imperio Romano Germánico, el Vaticano y algunas regiones de la actual Italia.

Esa similitud de intereses, por así decirlo, hizo que prosperaran las alianzas e intercambio de favores entre los arzobispos. Y que, como una de las consecuencias, muchos de los palacios e iglesias tuvieran el sello de arquitectos italianos.

Un detalle que innegablemente les favoreció, aportando ese toque de belleza y armonía típicamente peninsular, siempre bienvenido,

Por otro lado, las considerables fortunas que manejaban estos mecenas de las artes, les permitieron todos los lujos.  Gracias a lo cual, han podido dejar un legado impresionante que tendrás ocasión de disfrutar paseando por Salzburgo.

Este es, además, un rincón privilegiado por la naturaleza, y, por lo tanto, destino ideal para los amantes de la cultura teñida de verde. La ciudad se encuentra a orillas del río Salzach, que pasa entre dos montes, el de los Capuchinos y el de los Monjes. En este último se levantó el Castillo de Salzburgo y entre él y el río, se construyó la ciudad antigua en la Edad Media, hoy Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO .

Si a esto le sumamos la mejor cerveza austríaca, deliciosos Mozart kugeln,  insuperables tartas y mucha elegancia, pues ya está servido el menú. Solo faltas tú para degustarlo.

¿Paseamos?

LA ORILLA NORTE Y LA CIUDAD NUEVA

El nombre de la ciudad y del río, viene dado por la industria de la sal, que trajo riqueza a Salzburgo desde la época romana. Y el río Salzach es uno de los protagonistas más importantes del paisaje urbano. Sirve tanto de referencia como de marco para las fotos de los innumerables turistas que visitan esta pequeña joya. Sin embargo, a pesar del trasiego de visitantes, la ciudad nunca pierde su elegancia ni sus buenas maneras.

Si llegas a Salzburgo en tren, uno de los primeros edificios que podrás ver es el Palacio Mirabelle, actual sede del Ayuntamiento. Fue construido por orden del arzobispo Wolf Dietrich von Raitenau, para Salomé Alt, la madre de sus…15 hijos (no perdía el tiempo el excelentísimo). Aunque sufrió un incendio y hubo que modificarlo con más sobriedad, aún conserva la escalera monumental y su espléndida decoración escultórica.

MIRABELLE

Sin embargo, lo más famoso del palacio está en el exterior: sus jardines, diseñados en 1690 y popularizados por una película. ¿Recuerdas a la familia Von Trapp saliendo a cantar en grupo en Sonrisas y Lágrimas? Pues era aquí donde perpetraban el hecho. Bromas aparte, los jardines son una maravillosa creación de Johann Bernhard Fischer Von Erlach, el gran arquitecto del barroco austríaco.

La visita es gratuita, aunque muchas estancias están hoy dedicadas a oficinas y, por lo tanto, no son accesibles. Pero solo por los jardines, ya merece la pena.

Nada más salir, verás la plaza donde se levanta la imponente iglesia de la Trinidad. En un lateral encontrarás la Mozart Wohnhaus,  actualmente museo, donde el genio compuso varias de sus obras, pero no es su casa natal. Ésta se conserva del otro lado del río, en la ciudad antigua.

Te recomiendo que te des un garbeo por la zona de las cervecerías, de las mejores del país, donde podrás disfrutar, además, de un entorno excepcional. Y acompañar la bebida con los tradicionales bretzelswürstchen, para sentirte como un salzburgués más.

Otra cosa muy interesante para ver en la orilla norte, es el Mirador de los Capuchinos, que mucha gente pasa por alto en su visita. La subida al Kajpuzinberg es empinada, pero no hay que llegar hasta el monasterio que lo corona para disfrutar de las vistas. A medio camino aparece uno de los mejores balcones de la ciudad, que te regala esa panorámica ideal para inmortalizar, de ambas orillas del río.

VISTA CAPUCHINOS

No hay mejor introducción a la zona más rica del centro histórico que verla desde arriba. Una excelente referencia para cuando la disfrutes paseando por Salzburgo. Desde el mirador se contemplan las cúpulas de las cuatro iglesias más importantes de la ciudad. La catedral de San Ruperto compite en elegancia con el templo de los Franciscanos, el de San Pedro y el de la Universidad.

Todas ellas recostadas sobre el Monte de los Monjes, Mönchsberg, coronado por la impresionante fortaleza de Hohensalzburg. 

LA ORILLA SUR Y LA CIUDAD VIEJA

Al estar la ciudad dividida en dos por el río, no puede faltar un puente peatonal que unas ambas orillas. En este caso, dicho puente es el Makartsteg, desde donde cualquier turista que se precie atestigua su paso por Salzburgo en forma de foto.

La pena es que, siguiendo con la absurda moda de los candados, el puente está lleno de ellos. Me pregunto a qué punto tiene que llegar la estulticia para estropear el mobiliario urbano con cursilerías de mal gusto. Y sin que las autoridades, éstas o las de cualquier ciudad donde pasa lo mismo, tomen medidas. En fin, que la inteligencia humana tiene límites, pero la estupidez, ninguno.

Mejor seguir paseando por Salzburgo y olvidarnos de los colgadores de candados. Nada más atravesar el puente, y tras los edificios que forman la fachada sobre el río, aparece la calle comercial más importante de la ciudad. La Getreidegasse, o Calle del Grano, es una delicia repleta de edificios medievales, tiendas tradicionales y las inevitables franquicias.

CALLE DEL GRANO

Pero hasta estas marcas globales deben respetar la tradición de los preciosos letreros de hierro forjado. Surgió en la Edad Media para ilustrar a los que no sabían leer y así pudieran identificar al gremio por sus herramientas. Incluso Mc Donald’s ha tenido que pasar por el aro y exhibe el suyo.

La Calle del Grano siempre está repleta de gente, comprando o mirando escaparates (todo es bastante caro), pero eso no le resta nada de encanto. Se conecta con las calles paralelas por medio de patios interiores, galerías llenas de tiendas, restaurantes, y estrechos pasadizos. Fantástica para perderse y disfrutar del espíritu de la ciudad.

CASA DE MOZART

En el número 9 de la misma calle está situado uno de los museos más visitados de Austria, la Mozarts Geburtshaus. Ésta sí es la casa natal del hijo predilecto de Salzburgo, lugar de peregrinación imprescindible para cualquier melómano que se precie.

Muy cerca de allí, siguiendo por la Judengasse, llegarás al Alt Markt, el mercado viejo. Es otro de los puntos remarcables del centro histórico, siempre muy animado y concurrido. Aquí podrás ver el famoso café Tomaselli, el favorito de Mozart y una de las farmacias más antiguas de Europa.

Como todo en esta zona está conectado, lo mejor es dejarse llevar por el noble arte del callejeo. Disfrutar de lo que ofrece la ciudad, paseando por Salzburgo con la mente dispuesta a recibir los muchos rincones deliciosos que vas a encontrar. Destacaría la gran cantidad de plazas, a cuál más bonita e interesante, que van surgiendo como setas a cada paso.

Una de ellas es la que preside la abadía benedictina de San Pedro, con su característico campanario bulboso. El interior es de un barroco apabullante, y la convierte en una de las iglesias más majestuosas de Austria.

CEMENTERIO

Lo que a mí personalmente me gusta mucho, está en el exterior, y es su cementerio. Un remanso de belleza y paz en medio de la ciudad, pequeño, lleno de flores y con tumbas decoradas con hierro forjado, es visita imprescindible. Se cree que es uno de los más antiguos del mundo, conservando una lápida de 1288, aunque su origen fuera posiblemente romano.

Las plazas más bonitas están en los laterales de la catedral, como Residenzplatz, la más grande de la ciudad. El nombre le viene dado porque aquí tenían su residencia los príncipes-arzobispos, que eran cualquier cosa menos modestos. Como no es para menos, en medio de la plaza se encuentra la fuente de mayor tamaño,  Residenzbrunnen. Barroca y decorada con caballos, tritones y un atlas, es realmente espectacular.

RESIDENTZPLATZ

Si te apetece un paseo en coche de caballos,  fiaker, muy típico de Salzburgo, este es el sitio donde puedes alquilarlo.

Al otro lado de la catedral, se abre una plaza encantadora, Kapitelplatz, llena de vida y con muchos puestos donde comprar un recuerdo. En ella encontrarás también un ajedrez gigante y la Sphaera,una enorme esfera dorada con un muñeco encima.

Por supuesto, no puede faltar en esta ciudad una plaza Mozart, con su correspondiente estatua, aunque aparentemente, no se parece en nada al original.

MOZARTPLATZ

Aunque la más importante, histórica y monumentalmente, es la Domplatz o Plaza de la Catedral.  En su centro, una grandiosa columna de la Virgen María y, por supuesto, en uno de los lados, el edificio que da nombre al emplazamiento. La catedral está dedicada a San Ruperto, fundador de la ciudad y es un hermoso ejemplo del barroco. Aunque su interior no resulta cargado, sino majestuosamente sencillo.

Bajo la magnífica cúpula, hay cuatro vetustos órganos, debidamente reacondicionados, alguno de ellos bendecido por las manos de Wolfgang Amadeus Mozart. También se conserva la pila del siglo XIV donde el genio recibió las aguas bautismales.

DOM CUPULA

El barrio de la catedral, Domquartier, es el verdadero corazón de la ciudad. Paseando por él o recorriendo sus museos, encontrarás el auténtico centro de la vida de Salzburgo.

LA FORTALEZA HOHENSALZBURG, POR ENCIMA DE TODO

A 120 metros sobre el río Salzach, se alza la impresionante Fortaleza Hohensalzburg, el inexpugnable castillo de Salzburgo. Y el más grande y mejor conservado de Europa Central. Fue residencia de los príncipes-arzobispos hasta el siglo XVI y por esa razón se preocuparon de asegurar muy bien su defensa. Parece ser que funcionó, nunca enemigo alguno atravesó estos muros.

CASTILLO DE SALZBURGO

Las rampas que arrancan desde su base te permitirán llegar a pie, pero para los que no estén en buena forma, hay un tren cremallera. Este es uno de los lugares donde la simbiosis entre naturaleza y cultura está más presente, ya que hay numerosas rutas de senderismo para perderse por el Mönchsberg.

Una vez arriba, te encontrarás con una mini-ciudad, donde podrás visitar varios museos, recorrer algunas estancias y lugares curiosos. Entre ellos la Sala de Torturas, donde algunos refinados instrumentos ponen los pelos de punta. También hay una iglesia y varios patios interiores, pero lo mejor es la panorámica a 360º de toda la región.

123122252 400951121291574 5653646269178337709 n

Las vistas son magníficas desde cualquier punto. Al norte puede verse toda la ciudad, cortada en dos por el río Salzach y distinguir los sitios que has conocido paseando por Salzburgo.  Si miras hacia el sur, te encontrarás con la silueta de los Alpes Salzburgueses y al fondo, las montañas de Berchtesgaden, ya en Alemania.

Sin embargo, me quedo con el panorama inigualable del primer mirador, el de los Capuchinos, para mí el mejor de la ciudad. Pero ya se sabe que, para gustos, colores.

Si eres un afortunado viajero que dispone de más días en Salzburgo, hay muchas cosas para conocer en los alrededores, como Salzkammergut,  la idílica región de los lagos.

Pero eso lo dejamos para un próximo post, espero que la ciudad de Mozart te enamore tanto como a mí.

¡Buen paseo!