VIVIR LA NATURALEZA

 

¿Has seguido mi consejo? Porque si ya tienes planeada una visita a los cinco parques que te aconsejé en el post anterior, habrá que reacomodar la agenda. Hoy llegan cinco más de los quince que tiene España en total. Alta montaña, volcanes, humedales, fauna y flora para elegir, lo que más te atraiga está en ellos. Todos espectaculares y diferentes, todos esperando tu visita para vivir la naturaleza y perderte disfrutando.

Como ya tenías listas las deportivas, la mochila y la gorra, solo falta que compruebes las pilas.

¡Y allá vamos! Nos espera un mundo por descubrir.

 

TEIDE, EL MÁS ALTO DE LA CLASE

A las Islas Canarias se las conoce también como “las afortunadas”. Algo de eso habrá cuando pueden ufanarse de tener nada menos que cuatro parques nacionales. Entre ellos el más visitado de España y uno de los más concurridos de Europa y del mundo en general,  el Parque Nacional del Teide.

Un paisaje lunar, único y fascinante que tiene como centro indiscutible el volcán del Teide, 3718 metros que representan la mayor altura de España. Y la tercera del mundo en el ranking de volcanes, solo superado por dos hawaianos, el Mauna Loa y el Mauna Kea. Es además, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 2007.

  davidperez.photo  

Está asentado sobre la gigantesca caldera de 17 km de diámetro llamada Cañadas del Teide, posiblemente restos de un inmenso edificio volcánico. Los expertos dicen que por alguna razón se desmoronó dejando tras de sí el Circo de las Cañadas que vemos hoy. Afortunadamente, esto sucedió hace millones de años.

Sin duda la experiencia cumbre de la visita es la subida al volcán en teleférico, aunque para llegar al punto más alto deberás caminar un poco. La estación base está a 2376 metros y la estación de La Rambleta a 3555 metros, desnivel que se salva en ocho vertiginosos minutos.

Como podrás imaginar, las vistas son brutales y en los días claros, abarcan mucho más que la isla de Tenerife. Pero aún no estás arriba del todo, para eso tendrás que recorrer el sendero que lleva al cráter, siempre que hayas reservado el permiso correspondiente.

Varias rutas parten desde la estación superior, pero la más corta es la de Telesforo Bravo. Unos 614 metros para los que necesitarás cerca de 40 minutos, catalogada de dificultad alta por la altura y el desnivel. Es muy importante llevar calzado y ropa adecuada, el suelo volcánico es inestable y los cambios de temperatura bruscos muy frecuentes. También agua, crema solar y protección para la cabeza, estamos en alta montaña y conviene recordar que arriba no hay nada más que naturaleza. Y un 20% menos de oxígeno en tus pulmones.

  teide national park  

Aconsejo hacer la reserva con tiempo, como mínimo 2 meses, solo se otorgan 200 permisos al día y están muy solicitados. Si decides pasar la noche en el Refugio de Altavista no necesitarás permiso. Eso sí, solo una noche y a las 9 de la mañana deberás estar fuera del sendero, la intención es poder ver el amanecer en el cráter y dejar sitio a los siguientes. Todo por motivos de conservación.

Aunque el Teide es el rey del parque, hay muchas otras cosas interesantes para ver. En los dos centros de visitantes, el del Portillo y el de Cañada Blanca te ayudarán a disfrutar de manera activa todo lo que ofrece. Por ejemplo, varias rutas, guiadas o no, a través de la red de senderos que encontrarás a tu disposición, muy interesantes y con diferentes niveles de dificultad.

Cerca del centro de Cañada y del Parador Nacional, una pequeña pista lleva hasta los Roques de García. El ecosistema volcánico nos permite ver estos antiguos cráteres erosionados,  los famosos monolitos de piedra que siempre salen en las fotos del parque. Y en los antiguos billetes de mil pesetas, si tienes edad suficiente para recordarlos.

  volcanoteide atardecer  

En sus casi 19.000 hectáreas, el parque cuenta con una gran variedad de fauna y flora, en ambos casos con muchos endemismos canarios. E incluso especies exclusivas que solo se encuentran allí, tanto insectos como reptiles y aves.

Otra singularidad de este lugar único es que también acoge instalaciones científicas de primer orden. Las del Instituto de Astrofísica de Canarias están entre las más importantes del mundo y desde su observatorio pueden conocerse los secretos del cosmos. Tenerife tiene uno de los mejores cielos del universo para la observación de estrellas y por eso es un destino Starlight.

Una razón más para acercarte a este mítico parque nacional, donde además de vivir la naturaleza, podrás disfrutar de una tecnología puntera a nivel planetario.

 

LAS TABLAS DE DAIMIEL, EL HUMEDAL EN PELIGRO

¿Sabías que en España subsiste el último representante de un ecosistema denominado “tablas fluviales”?  Este ecosistema se produce por el desbordamiento de dos ríos, el Guadiana y el Cigüela, en su confluencia,  favorecido por la poca pendiente del terreno. Coincide, además, con un área de descarga de aguas subterráneas que proceden de un enorme acuífero.

Este rollo técnico nos cuenta cómo se forma uno de los humedales más importantes de Europa pero no puede describir su belleza. Las Tablas de Daimiel  forman una inmensa laguna donde tienen su hábitat cientos de especies de aves. A éstas se suman otras miles que lo usan como estación de descanso y alimentación en sus migraciones.

Un ecosistema frágil que depende de los aportes de agua para seguir manteniéndose lleno de vida. Es una de las razones por las que se lo declaró Parque Nacional en 1973 y Reserva de la Biosfera en 1981, pero que no ha sido suficiente protección. La sobreexplotación de los acuíferos de la zona que rodea a las Tablas, plagada de cultivos, hace peligrar la misma esencia del parque. Sin agua, no hay vida.

  daimiel  

Está situado en Ciudad Real, entre las poblaciones de Daimiel y Villarubia de los Ojos y solo una parte de sus 3030 hectáreas es visitable. Hay tres itinerarios abiertos y gratuitos donde a través de pasarelas de madera elevadas se puede admirar toda la riqueza salvaje de la región. Los tres son de baja dificultad, adaptados y relativamente cortos.  Resulta muy interesante una visita diseñada para familias con niños de 4 a 12 años, acompañados por un guía-intérprete. Mediante una participación lúdica y activa peques y mayores podrán descubrir de forma muy amena los secretos del parque.

¿Quieres saber la mejor parte? Los momentos ideales para visitarlo son el amanecer y el atardecer, siempre en pequeños grupos y sin hacer demasiado ruido para no perturbar a las aves.

  rincoon con encanto Tablas Daimiel  

Aunque el paisaje cambia mucho según la estación del año, destacan la primavera y el otoño como las mejores ocasiones  para disfrutarlo en su esplendor. En la primera podrás observar los vuelos nupciales, la nidificación, los pollos recién nacidos y el marjal lleno de vida y verdor. En otoño, el cielo se cubre con las aves migratorias del norte de Europa que hacen escala en su viaje a África. La niebla le otorga un aura fantasmagórica según avanza la estación y nos deja postales inolvidables.

Un destino perfecto para vivir la naturaleza en familia mientras dure el trompeteo de las grullas y siga manando el agua. Depende de nosotros cuidarlo y respetarlo.

 

ORDESA Y MONTE PERDIDO, EL ESPÍRITU DE LOS PIRINEOS

Si quieres empaparte de montaña, perderte en valles y cañones de ensueño, quedarte mudo ante el espectáculo de la naturaleza, éste es tu sitio.

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es el segundo más antiguo de España y uno de los primeros espacios naturales protegidos de Europa. Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta son los cuatro valles que, a modo de abrazo, rodean el macizo de las Tres Sorores, la montaña calcárea más alta del continente.  Monte Perdido, el Cilindro de Marboré y el Soum de Ramond son los tres chicos en cuestión, cada uno por encima de los 3.000 metros. Tortícolis asegurada.

  alturas cimas Ordesa  

Más de 15.000 hectáreas de cañones, picos, cascadas y valles te esperan en el Pirineo Aragonés, en la comarca del Sobrarbe. Un lujo para los sentidos, apto para todo tipo de público e imán irresistible para los más aventureros. Patrimonio de la Humanidad, Reserva de la Biosfera, Geoparque de la Unesco, un sinfín de figuras protegen la impresionante diversidad que lo habita.

Una joya que durmió miles de años debajo del hielo de los glaciares para que éstos pudieran moldearlo. ¿Sabes cuál es el resultado final? Dos cañones, una garganta y dos valles glaciares, realmente cuatro arterias hidrogeológicas que se esparcen desde los 3.355 metros del Monte Perdido.

El subsuelo alberga ríos, lagos helados, kilómetros de galerías y cavidades aún sin explorar. Un verdadero paraíso para los espeleólogos y  geólogos aficionados a ver el interior de las montañas.

En la superficie se suceden diversos ecosistemas que varían según la orientación de cada valle y que condicionan también el clima. La biodiversidad está propiciada por el gran desnivel entre el punto más bajo, a 750 metros y la cima del Monte Perdido. Más de 1.400 especies vegetales, muchas de ellas exclusivas de la zona y una rica fauna conviven en armonía en este paisaje espectacular. Hay sarrios (rebecos), marmotas, quebrantahuesos, urogallos y perdices nivales compartiendo frondosos bosques de hayas, abetos y pinos.

El corazón del parque es el Valle de Ordesa, accesible desde el pueblo de Torla, típicamente pirenaico. En verano y Semana Santa hay un autobús desde allí a la pradera de Ordesa, el resto del año puedes llegar en tu coche al aparcamiento. También existe la posibilidad de hacer el trayecto andando por el camino viejo que unía el pueblo con el parque. Un bonito recorrido, sencillo y con sombra que te permite no pisar la carretera. Tanto en Torla como en la pradera encontrarás puntos de información al visitante.

En Ordesa hay muchísimas opciones de senderismo, pero quizás la más famosa es la excursión a la Cola de Caballo. Una ruta de dos horas que te llevará, a través de prados verdes, bosques y ríos, hasta la espectacular cascada, todo un clásico del parque. Para volver, como es en bajada, tardarás un poco menos.

  gradas de Ordesa  

No se organizan rutas guiadas, pero los 380 km de senderos señalizados dan para mucho. El cañón del Añisclo, una impresionante hendidura tallada por el río Bellós a través de millones de años, es otra de las más buscadas, aunque también más difícil. El acceso está en el pueblo de Escalona, donde también hay un centro de visitantes, como en todos los valles.

Al impresionante desfiladero de las Gargantas de Escuaín se puede entrar por Tella, Escuaín o Revilla, todos pueblos con muchísimo encanto. Y al bucólico Valle de Pineta,  por Bielsa, hasta llegar a las mismas faldas del Monte Perdido.

  vistas Ordesa  

Existen muchas más, que se pueden combinar con visitas a unos pueblos que han sabido conservar su esencia a pesar del turismo. Además donde se come de maravilla, como no podía ser de otra manera.

En Ordesa y Monte Perdido ya no se trata de vivir la naturaleza sino de sumergirse plenamente en ella.

 

MONFRAGÜE, DONDE ANIDAN LOS BUITRES

En la provincia de Cáceres, entre Trujillo, Plasencia y Navalmoral de la Mata, encontrarás un espacio donde reinan las aves y la flora mediterránea.

El Parque Nacional de Monfragüe es el referente ornitológico por excelencia de España, sobre todo de aves rapaces. Su nombre deriva del romano Mons fragorum, monte fragoroso, por ser una zona de vegetación agreste y difícil acceso. Un espacio declarado Patrimonio de la Humanidad, Reserva de la Biosfera y destino Starlight por los muchos valores que atesora.

También posee la mancha de monte mediterráneo más extensa y mejor conservada del mundo. Un paisaje modelado en dehesas, ese bosque con claros de matorral y pastos típico de la zona, vertebrado por los ríos Tajo y Tiétar. Ambos se deslizan entre roquedos y cortados donde anidan las grandes rapaces, uno de los principales reclamos del parque.

Pero no el único, Monfragüe tiene muchas opciones de ocio y aventura en la naturaleza, casi para todos los gustos. Se puede hacer senderismo, avistamiento de buitres, la berrea y hasta paseos en barco.

Lo mejor es empezar por el centro de visitantes para que te ayuden a explorar y disfrutar del entorno. El más antiguo está en Villareal de San Carlos, un pequeño pueblo que es el único núcleo urbano habitado del parque. Hay otro en Malpartida de Plasencia, en la entrada norte de Monfragüe. Resulta imprescindible pasar por alguno de ellos para entender todo lo que nos ofrecen sus 18.396 hectáreas.

Más de 280 especies de vertebrados están representados en esta fauna tan significativa de la naturaleza española. La cigüeña negra, el lince, el águila imperial, el buitre negro y grandes colonias de buitre leonado viven y se reproducen en este espacio protegido.

  buitre leonado  

Tal vez te preguntes si es fácil verlos, y la respuesta es que a muchos de ellos sí. Porque el parque está sembrado de miradores, a cual más espectacular, aunque a los buitres se los puede ver prácticamente en todos sitios.

El mirador más famoso es el del Salto del Gitano, una inmensa mole de cuarcita de 300 metros de altura junto al cauce del Tajo. Mejor si llevas prismáticos, porque aunque los buitres negros y leonados vuelan por encima de tu cabeza, es muy interesante observar con detalle las paredes rocosas. En sus cavidades se esconden otras muchas aves que no son fáciles de distinguir a simple vista. Niños y mayores disfrutarán tratando de encontrarlas y alucinarán con las grandes rapaces.

  monfrague  

Otro de los puntos más conocidos del parque es mirador del Castillo. Se trata de los restos de una fortaleza árabe a los que se añadieron varias plataformas de observación desde las que tendrás unas vistas impresionantes. Una media docena más de miradores te invitarán irresistiblemente a subir y disfrutar del paisaje.

Las mejores estaciones para visitar Monfragüe son el otoño y la primavera. El invierno sigue siendo un buen momento, pero tendrás que tener en cuenta que al ser los días más cortos, también lo serán las actividades. El verano suele ser muy caluroso pero si programas la visita para la tarde, puedes culminarla en el Observatorio Astronómico de Monfragüe (previa reserva) astromonfragüe@gmail.com. Tendrás las estrellas al alcance de tu mano.

Por supuesto también es un paraíso para los senderistas. Hay cuatro rutas señalizadas que se identifican por colores: roja, azul, amarilla y verde, según su dificultad y duración. Existen algunas más, pero que requieren autorización previa.

Creo que es una de las mejores formas de vivir la naturaleza en este entorno privilegiado y conocer algo más sobre nuestra biodiversidad.

 

TIMANFAYA, AL CALOR DE LOS VOLCANES

Si hay un lugar que te dejará con la boca abierta, y no precisamente para hablar, ése es el Parque Nacional de Timanfaya.  Una especie de excursión a Marte en plenas Islas Canarias, que de no ser por el cielo azul, te plantearía muchas dudas acerca de dónde estás realmente.

Ese paisaje extraterrestre no proviene del terciario ni del cuaternario, es mucho más reciente. Concretamente entre 1730 y 1736 cambió por completo la fisonomía de la isla de Lanzarote después de que la tierra, literalmente, se abriera. De su seno surgió una enorme montaña y nueve pueblos quedaron enterrados. Durante los seis años siguientes la lava se fue extendiendo, llenando las vegas de cenizas volcánicas.

  Timanfaya amazing  

En 1824 vuelven las erupciones y dan origen a tres volcanes más. Vinieron años muy malos para la población y muchos tuvieron que dejar la isla por no poder alimentarse. Pero desde entonces, los lanzaroteños han aprendido a convivir con su singular entorno y desarrollar increíbles técnicas de cultivo para sobrevivir.

Al parque se le conoce también como Las Montañas de Fuego y es de una belleza sobrecogedora que no ha sido alterada por la mano del hombre. Ni ha habido tiempo para que la vegetación o el clima lo modificaran en los poco más de 300 años desde su “renacimiento”.

Éste es un parque con reglas algo diferentes a los demás. Para preservar su extraordinaria calidad ambiental no es posible visitarlo libremente, como la mayoría. Solo algunas zonas son accesibles al público y previo pago de entrada, pero igualmente hay un amplio abanico de actividades.

  timanfay green lake  

El Centro de Interpretación y Visitantes de Mancha Blanca, a las afueras del parque, es el sitio ideal para comenzar. Una interesantísima presentación audiovisual resume la historia del nacimiento de los volcanes en 30 minutos y nos prepara para lo que vamos a encontrar. Es gratuito y conviene pasarse por ahí antes de entrar.

La excursión por excelencia es la Ruta de los Volcanes, que se realiza en bus, o mejor dicho guagua, que para eso estamos en Canarias. Previo pago de la tasa correspondiente, solo hay que esperar el vehículo, subirse e inmediatamente serás transportado a otro planeta. Unos 40 minutos en los que conocerás los lugares más increíbles de este parque nacional.

Es un recorrido sin paradas en el que un audio en varios idiomas explica lo que vamos viendo. Mares de lava, conos y tubos volcánicos, campos de piroclastos y una impresionante vista de los cráteres de Timanfaya. Durante el trayecto podemos ver también cómo los líquenes empiezan a colonizar estas lavas, dotándolas de color.

Al terminar la ruta se puede observar una demostración geotérmica que deslumbra sobre todo a los niños. Como la actividad volcánica persiste en el subsuelo, los guías tiran un cubo de agua en una grieta y se produce inmediatamente una llamarada de agua. Un géiser inesperado que hace disfrutar mucho a los visitantes.

Existen también dos rutas para senderistas que hay que reservar con antelación, gratuitas y guiadas. La de Tremesana,  de mínima dificultad, y la del Litoral, algo más exigente, que discurre al lado del mar. Ojo, para ésta se exige un calzado de trekking adecuado, si no lo llevas te quedas sin poder hacerla.

Como alternativa a la guagua y las zapatillas también puedes hacer un paseo a lomos de dromedario, esa estampa tan característica de Timanfaya. La salida es desde el Echadero de Camellos y durante 20 minutos, previo pago, podrás recorrer la ladera sur de la montaña.

¿Sabes cuál es el resultado final? Veinticinco volcanes con nombres como la Caldera del Corazoncillo, la Montaña de Fuego o Montaña Rajada, que se quedarán en tu retina para siempre. Y que te harán vivir la naturaleza de una manera que nunca hubieras soñado.

Ya hemos llegado a los diez parques nacionales y aún quedan cinco para tentarte a conocerlos. Lugares únicos donde la naturaleza reina por encima de todo y que es nuestro deber seguir conservando para los que vengan detrás.

¡Nos vemos en el próximo post!